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Los pacientes de Parkinson también padecen conductas compulsivas

¡Qué sorpresa tan lamentable fue para muchos la muerte del actor y comediante Robin Williams la semana pasada! Yo creo que nadie se lo esperaba. Aunque eran conocidas varias de sus condiciones de salud, como su operación de corazón abierto y su adicción a las drogas y el alcohol por las que habí­a buscado ayuda en centros de rehabilitación, lo profundo de la depresión que lo llevó a quitarse la vida era un aspecto de sus dolencias mucho menos evidente.

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Así­ como su recién diagnóstico de la enfermedad de Parkinson, según declaró su esposa dí­as después, que mantení­an en secreto estrictamente familiar. A sus 63 años recién cumplidos, este hombre tan talentoso, con una naturaleza genial, no estaba listo para revelar su padecimiento. Aunque tarde o temprano, esta enfermedad tan llena de retos se harí­a más y más evidente en los aspectos de su vida cotidiana.

Algunos de esos retos relacionados con la enfermedad de Parkinson van más allá de los conocidos temblores y movimientos involuntarios que van surgiendo en el cuerpo del paciente. Muchas personas no saben que un 20% de los pacientes de Parkinson desarrollan lo que se conoce como trastornos del control de impulsos en su conducta. Los expertos en la materia han observado que ante el surgimiento de la enfermedad y con el comienzo de los tratamientos estándar -particularmente con la administración de ciertos medicamentos como los antagonistas de dopamina- algunos paciente empiezan a manifestar comportamientos irresistibles para él o ella como los juegos de azar, el comer o gastar dinero o conductas sexuales compulsivas.

De tan sólo imaginarme lo que puede complicar esto tanto económica como emocionalmente el panorama general de una persona con Parkinson, la verdad que tiene que ser un gran reto para toda la familia enfrentarse a ellas.

Sin embargo, un estudio reciente auspiciado por la Fundación Michael J. Fox  (en inglés) y realizado por doctores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pensilvania bajo la supervisión del Dr. Daniel Weintraub de Instituto de Vejez de Penn, da cierta esperanza. La investigación (en inglés),  si bien inicial y pequeña sobre el uso del fármaco naltrexone para el control de estas compulsiones con el fármaco naltrexone arrojó resultados positivos. El naltrexone fue aprovado por la FDA en el 1994 para tratar la adicción al alcohol.

Tras evaluar a las respuestas de 50 pacientes con Parkinson participantes del estudio y cómo ellos mismos autoclasificaban la severidad de sus sí­ntomas tras el uso del naltrexone, la respuesta fue positiva en cuanto a la disminución de la incidencia de los trastornos de control del impulsos.

Queda mucho todaví­a por investigar, sin duda, y conocer sobre el Parkinson. Pero noticias como éstas nos dan una pequeña luz al final del túnel.

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Foto de Jason Kempin via istockphoto.com

 

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