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Dona, con conciencia

Yo creo que la persona que al dí­a de hoy no se haya enterado del reto del cubo de agua helada y la campaña de recaudación de fondos a beneficio de los pacientes de Esclerosis Lateral Amiotrófica o ELA (ALS, por sus siglas en inglés) es un ermitaño y vive encerrado en una cueva.

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Son cientos los ví­deos de gente famosa y amistades que personalmente he visto empaparse, prometiendo donar a esta causa en diversos paí­ses del mundo y exhortando a otras personas a hacer lo mismo. También han sido varios los debates en los que he participado sobre la indiscutible efectividad de la campaña a nivel mediático, para crear justificada conciencia sobre una terrible enfermedad poco conocida y el rotundo éxito en la recaudación de fondos para la organización ALSA.org.

Al 25 de agosto, los estimados de recaudación para esta entidad alcanzan los US$79.7 millones de dólares (en inglés) en el periodo de un mes, un aumento monumental comparado a los US$2.5 millones obtenidos durante el mismo periodo en el año 2013. Pero a estas alturas y al ver que la gente sigue tirándose el cubo de agua por la cabeza, me he llegado a cuestionar ¿cuál será el verdadero beneficio del que podrán disponer los pacientes de ELA, a corto y largo plazo, tras el éxito de esta campaña? Si bien la necesidad de recursos económicos para sustentar la investigación y búsqueda de una cura para el ELA es y seguirá siendo muy grande, lo cierto es que los procesos de investigación cientí­fica tardan años, sino décadas, en materializarse en terapias prácticas disponibles para el paciente. El éxito final de esta campaña se verá a largo plazo en la medida en que la investigación sobre el ELA continúe y que sus donantes se comprometan año tras año a ayudar financiar estos valiosos esfuerzos de investigación.

Además, ¿hay forma para nosotros como donantes de asegurarnos que el dinero del que nos desprendemos con tan buena fe es puesto a buen uso? ¿Hay manera de aumentar la posibilidad de que nuestros gestos caritativos resulten en el mayor beneficio para la mayor cantidad de pacientes verdaderamente necesitados de ayuda?

Las respuestas por supuesto no son sencillas e incluyen muchas variables. Para empezar, me pregunto si al colocar el grueso de nuestros presupuestos de donaciones caritativas este año 2014 en una sola entidad como ALSA.org no estamos por otro lado haciéndole un hueco a los fondos de otras organizaciones que trabajan sobre poblaciones de pacientes importantí­simas por igual: personas que sufren de enfermedades cardí­acas, la mayor causa de muerte en Estados Unidos; pacientes de cáncer, Alzheimer's, diabetes tipo 1 y tipo 2, Parkinson's y otras con mayor incidencia en nuestras propias comunidades.

Por eso creo que lejos de seguir modas y sucumbir a los retos de esta í­ndole, por mejor intencionados que sean, toda persona que dona su dinero debe hacer su propia investigación y educarse sobre la entidad a la que quiere donar, así­ como de las formas en que la organización hace uso de las donaciones.

Hoy los exhorto a ir un poco más allá de la empatí­a y a ser donantes educados, inteligentes y con conciencia. Hay varios recursos en la Internet, como Charity Navigator y GuideStar (en inglés) donde buscar información sobre las diferentes entidades benéficas pro-salud tanto en Estados Unidos como a nivel mundial.

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Foto de photobac via istockphoto.com

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