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Yoga para combatir el dolor

Cada martes y jueves en la tarde, llevo a mis hijos pequeños a su clase de karate en un dojo o estudio que también recibe a estudiantes de yoga. La sensei (maestra) y yogi que dirige el estudio es una exquisita señora mayor, divina, cultísima, con vastos conocimientos, en excelente estado de salud. Lo mismo puede neutralizar a un atacante con sus destrezas de cinta negra en artes marciales japonesas que dirigir una profunda meditación para entrar en contacto con las sensaciones del cuerpo y liberar toda clase de estrés.

Group of mature people doing yoga



Nunca había prestado demasiada atención a la agenda de clases hasta que el otro día me fijé en un detalle. A la sesión de mis hijos, que tiene criaturitas tan pequeñas como de 4 añitos, le sigue una clase de yoga en la que los estudiantes son en su mayoría cabecitas blancas en su tercera edad. Yo los veo llegar poco a poco y sentarse a esperar que su clase comience, van congregándose y compartiendo alguna conversación, sacan sus cuadernos en los que han hecho "la tarea” sobre algún tema de hatha yoga y se preparan para su clase que se llena a capacidad.

Si bien son conocidos los beneficios de mantenerse físicamente activo y con la mente ocupada, en la tercera edad, lo cierto es que algunas veces el cuerpo no lo puede hacer todo. Por ejemplo, a medida que vamos padeciendo de enfermedades musculoesquelates como la artritis reumatoide, la osteoartritis y la fibromialgia que nos impiden movernos como queremos, sufrimos de dolor, ansiedad y estrés.

Y ahí es donde las prácticas de la vertientes más delicadas del yoga se convierten en excelentes recursos para personas con limitaciones físicas causadas por la edad.

Según un estudio realizado (en inglés) recientemente por investigadores de la división de reumatología del Centro Médico de Tufts en Boston, Massachusetts estas enfermedades representan un problema significativo de salud pública, ya que impactan la vida de más de 27 millones de personas en Estados Unidos. Son en realidad, la mayor causa de discapacidades entre la población madura.

Pero según la investigación, la práctica del yoga, con sus posturas o asanas, ejercicios de respiración y concentración puede ser un recurso excelente añadido a los tratamientos con medicamentos y las terapias tradicionales para condiciones musculoesquelates. Los beneficios del yoga sobre la conservación de la flexibilidad física, el equilibrio y la fuerza, aparte del componente meditativo, pueden contribuir a reducir los niveles de estrés y dolor asociados a estas enfermedades. Otro de los efectos observados fue la reducción en los niveles de cortisol y la reducción en dolor en pacientes de fibromialgia. Cuando el cuerpo y la mente se sienten bien, los síntomas de depresión se mantienen a raya.

La oferta de clases de yoga es muy variada y van desde las más exigentes físicamente hasta las más meditativas. Pero es una opción que vale la pena tratar para abordar la ansiedad, el estrés y los dolores del cuerpo en personas mayores.

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Foto de jamstock via istockphoto.com

 

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