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El deporte y la tolerancia

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Los juegos olí­mpicos invernales de Sochi en Rusia dejaron en evidencia la polémica  que continúa generando en gran parte de la sociedad el tema de los deportistas homosexuales. A pesar de que cada vez más atletas expresan abiertamente su orientación sexual, hasta hace poco en Estados Unidos no se habí­a dado esta situación con un deportista en activo.

Jason Collins, de 35 años, quien reveló en abril del año pasado que es homosexual, se convirtió el pasado mes de febrero, en el primer jugador abiertamente homosexual en disputar un partido de la NBA. Collins saltó a la cancha luego de firmar un contrato por diez dí­as, acuerdo que renovó luego de mostrar su plusvalí­a sobre la duela y que no es solamente un circo mediático.

El pí­vot, con 13 temporadas en la NBA, no habí­a encontrado  equipo desde su revelación hace casi un año. Sin embargo, el conjunto Brooklyn Nets le dio la oportunidad y el técnico de la escuadra neoyorquina, Jason Kidd, se limitó a decir que su equipo no tení­a tiempo para pensar en otras cosas que no fuera ganar un partido. La camiseta de Collins se convirtió en la más vendida de toda la liga y en un par de semanas el asunto dejó de ser tema obligado en las conferencias de prensa.

Un caso similar se dio con el apoyador de fútbol americano universitario, Michael Sam, quien luego de terminar sus dí­as como jugador para la Universidad de Missouri, reveló su orientación homosexual. Justo antes de las pruebas que determinan las posibilidades de reclutamiento de prospectos por parte de equipos de la la National Football League (NFL), durante la selección anual que toma lugar en el mes de abril, Sam tomó el mayor riesgo y reto de su vida. A sus 24 años, Sam, quien compartió el tí­tulo de jugador defensivo del año en la Conferencia del Sureste del fútbol universitario, se jugó todo su futuro para enfrentarse al deporte más machista y conservador de este paí­s y posiblemente del mundo, la NFL. La decisión de este joven es parte de una vida llena de sacrificios y tropiezos, considerando que Sam es el único de sus ocho hermanos que fue a la universidad. Dos de ellos están en la cárcel y tres fueron baleados mortalmente.

El mensaje que se desprende de estos dos  deportistas es que el deporte tiende a ser reflejo de la sociedad, por lo que  los atletas cade vez son más reconocidos por su capacidad y menos por otros aspectos de su vida como, por ejemplo,  su orientación sexual. Después de todo, si la sociedad en general rechaza la discriminación, el deporte no puede ser menos ni permanecer como un bastión de rechazo y repudio a la diversidad sexual.



Foto: razihusin / istockphoto

Video: Youtube

 

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