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Transiciones
By Virginia Cueto, August 28, 2013 01:08 PM
Hoy vuela mi hermana Susana a Miami. Me la imagino en el avión o atravesando el aeropuerto, decidida, tranquila, eficiente. Ha llegado a ayudar a mudar a mamá a casa de nuestra hermana menor. Es un paso que si bien algún día sabíamos que llegaría, no deja de sentirse.
A partir de esta semana, ya mi madre no tendrá su propia casa, sino que compartirá el hogar de su hija menor. A sus 81 años, ya no le es fácil subir y bajar las escaleras de su townhouse. De hecho se ha caído varias veces. Hace varios meses descubrimos que estaba durmiendo en el sofá de la sala, con tal de no tener que subir a su dormitorio. Por cierto, y a consecuencia, también se le agudizó el dolor de espalda. Ya no se para tan derecha como antes. A veces la miro y es como si su centro siguiera hecho de acero, pero el resto de su ser se tornara cada vez más frágil.
Para acomodar las necesidades de ambas, mi hermana Patricia ha decidido vender su casa y comprar otra, amplia, de un solo piso. Se pondrá a la venta también el townhouse de mi mamá. Mami está de acuerdo en que es la mejor opción. Pero aun así, inesperadamente llora. Después se repone. "En fin, no voy a estar peor que cuando salí de Cuba", nos dice. Y se pone a la tarea de empacar, ordenar y deshacerse de mil cosas.
Es la misma voluntad de hierro que le permitió montarse en un avión, a los 34 años y con tres hijas pequeñas, rumbo al norte para reunirse con un marido que no veía hacía cuatro años, pues fue lo que se demoró el gobierno de Cuba en darnos el permiso de salida después de que emigrara mi padre; la misma voluntad férrea con que nos inculcó el amor a Dios, a la literatura, a la guaracha, al orden y a la verdad, en medio no de palmeras y sinsontes, sino de rascacielos y nieves neoyorquinas.
Nuestro núcleo familiar siempre incluyó al menos a una de mis abuelas. Al final, ya en Estados Unidos, vivían las dos con la familia; siempre me pareció muy natural, e inconcebible que fuera de otro modo. Ahora le toca a mamá.
Mi mente viaja hacia el futuro, al momento en que me pueda ver en la misma situación, y se me encoje el corazón. Soy demasiado independiente, demasiado fuerte, igual que mamá, igual que mi abuela, igual que mis hermanas. Por ahora.
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