dieta
Todos los días debemos hacer el ejercicio de preguntarnos, ¿lo que estoy comiendo me alimenta o estoy ingiriendo calorías sin valor? ¿Estoy desayunando correctamente? ¿Estoy saltando comidas por la prisa o el stress?
¡Año Nuevo, vida nueva!
Por años hemos escuchado las frases "somos lo que vemos" y "somos lo que comemos". Puede sonar como algo sencillo, incluso hasta podría ser un cliché y pensemos que son tonterías.
Hace ya varios años hemos visto una tendencia, digamos, un incremento en la discusión relacionada al gluten y sus efectos en la salud. En principio escuchamos de que algunas personas eran intolerables al gluten. Pero, de la noche a la mañana vamos al supermercado y vemos toda una fila de productos como pan, pastas, galletas y otros en cuya etiqueta se señala que son "Gluten Free".
Hoy tengo algo que confesar: he engordado.
Si has tomado café o comido pan, has ingerido alimentos que han sido fermentados. La cerveza, los quesos y el yogur son otros ejemplos de alimentos fermentados que se consumen con frecuencia. Este método de preservar los alimentos causa que algunos de ellos contengan bacterias beneficiosas para el cuerpo.
El sur de Estados Unidos es famoso, además de por sus lindos paisajes, por su sabrosa comida: bien sazonada y rica en grasas. Pollo empanizado y frito, macarrones con queso, costillas de cerdo a la barbacoa bañadas en salsa y panecillos de maíz humeantes... qué delicia, ¿no? Pero esta comida podría ser veneno si padeces de una enfermedad renal.
Para nadie es un secreto que la obesidad es un problema de salud pública. Pero saber que 2.100 millones de personas en el mundo son obesas o tienen sobrepeso es más que alarmante. Casi un tercio de la población mundial sufre de obesidad, según un estudio publicado en la revista médica The Lancet con datos de 188 países.
Pasteles, dulces, galletas, panes azucarados, no son necesarios para llevar una dieta saludable pero, ¿será verdad que ese postre esta haciendo daño a tu salud? Comer alimentos azucarados en exceso puede aumentar tu peso lo cual eleva tu riesgo de padecer diabetes tipo 2, problemas del corazón y hasta presión arterial alta. Pero el riesgo no termina ahí, el azúcar se considera una sustancia adictiva. Ese antojo por algo dulce, que a veces sentimos, que el cuerpo nos pide, puede volverse una adicción si pierdes el control. En un estudio sobre el cerebro los científicos descubrieron que el azúcar (específicamente la glucosa), activa las partes del cerebro asociadas con el placer y la recompensa. Además del azúcar, la comida chatarra o procesada también se considera adictiva.
Para los que somos golosos -parece que la mayoría del país- las últimas investigaciones nos traen noticias amargas: los estadounidenses consumimos demasiada azúcar, y nos está matando.