Se necesitan soluciones políticas para la discriminación por edad en el lugar de trabajo

Closeup of elderly black woman typing on keyboard in computer class
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In English | No es ningún secreto: una de las mejores maneras para que los adultos mayores puedan mantener su seguridad financiera es a través de un empleo remunerado.

Y los ingresos no son la única recompensa que los empleos pueden ofrecer. También está la satisfacción al interactuar con sus colegas, y el sentido de propósito que brinda el usar las habilidades que han desarrollado a través de muchos años. Las contribuciones de los trabajadores experimentados impulsan toda la economía de Estados Unidos.

Sin embargo, con demasiada frecuencia, los empleados de larga data se enfrentan a una barrera que pone estos beneficios fuera de su alcance: la discriminación por edad. AARP reconoce lo perjudicial y generalizado que es realmente la discriminación por edad. Según nuestras investigaciones, entre los trabajadores de 40 años o más, más de seis de cada 10 —el 64%— han sido testigos o han experimentado discriminación por edad en el lugar de trabajo.

Es por eso que AARP está luchando para asegurar que todos los trabajadores sean tratados de manera justa y evaluados por sus calificaciones y experiencia, no por su edad. Los trabajadores con experiencia deben tener igualdad de condiciones para competir por un puesto de trabajo, obtenerlo y conservarlo.

Es algo de sentido común. Sin embargo, erradicar las actitudes prejuiciadas que afectan a los adultos mayores requerirá acción en múltiples frentes. Las mejoras en la leyes federales se destacan como un área crucial, e instamos a los legisladores a que den un paso al frente y que le den a la lucha contra la discriminación por edad la prioridad que debe tener en una sociedad que envejece.

Como punto de partida, el Congreso debe seguir adelante con varias medidas importantes diseñadas para asegurar que los adultos mayores que deseen permanecer —y prosperar— en el lugar de trabajo puedan hacerlo durante el tiempo que deseen o necesiten.

La ley Protecting Older Americans Act (Ley de protección de los estadounidenses mayores), aseguraría que los trabajadores mayores tengan los mismos derechos que muchos de sus compañeros si creen que han sido víctimas de discriminación por edad. En la actualidad, los empleadores pueden exigir que los trabajadores acepten un arbitraje vinculante, una práctica que les impide buscar compensación en los tribunales. Este proyecto de ley cuenta con el apoyo bipartidista y está patrocinado por los senadores Kirsten Gillibrand (demócrata por Nueva York), Lindsey Graham (republicano por Carolina del Sur) y Dick Durbin (demócrata por Illinois); y la representante Nancy Mace (republicana por Carolina del Sur) en la Cámara de Representantes.

La ley The Stronger Workforce for America Act (Ley de fortalecimiento de la mano de obra en Estados Unidos), patrocinada por los representantes Virginia Foxx (republicana por Carolina del Norte) y Bobby Scott (demócrata por Virginia), actualizan la ley actual para apoyar el desarrollo de las habilidades de los trabajadores. El acceso a la capacitación puede ser sumamente valioso para los empleados mayores que desean mantenerse competitivos en un momento en que la tecnología está redefiniendo muchas tareas laborales y creando la necesidad de nuevas habilidades en el lugar de trabajo.

La ley Protecting Older Workers Against Discrimination Act (POWADA, Ley de protección de los trabajadores mayores contra la discriminación) mejoraría la capacidad de los adultos mayores de responsabilizar a los empleadores que discriminan contra ellos por su edad. Esta legislación es necesaria para corregir una decisión de la Corte Suprema del 2009 que estableció un criterio de prueba excesivamente estricto para que las víctimas de prejuicios por razón de edad pudieran ganar en los tribunales. Este proyecto de ley ha sido patrocinado en la Cámara por los representantes Bobby Scott (demócrata en el Comité de Educación y Fuerza Laboral de la Cámara de Representantes) y Glenn Grothman (republicano por Wisconsin); y en el Senado por los senadores Bob Casey (demócrata por Pensilvania) y Charles Grassley (republicano por Iowa).

La ley Protecting Older Job Act (Ley de protección de los solicitantes de empleo mayores). Esta legislación modificaría la ley contra la discriminación por edad en el empleo para incluir explícitamente a los solicitantes de empleo mayores que a menudo son discriminados cuando solicitan un nuevo empleo. Está patrocinada por la representante Sylvia Garcia (demócrata por Texas), Maria Salazar (republicana por Florida), así como por los representantes Bobby Scott (demócrata por Pensilvania) y Jay Obernolte (republicano por California).

Como pueden ver, estas propuestas cuentan con el apoyo bipartidista y merecen pasar por el proceso legislativo este año. Lamentablemente, a pesar del fuerte liderazgo de los autores del proyecto de ley, algunos han estado en el limbo político durante años. Es hora de atender estos objetivos importantes con la urgencia que se merecen.

Además de los proyectos de ley anteriores, AARP alienta a los legisladores a restringir el uso de datos relacionados con la edad en el proceso de contratación. La información —como la fecha de graduación de universidad de un candidato, o la fecha cuando solicitó su primer empleo—, se ha vuelto cada vez más disponible en internet. Con demasiada frecuencia, esos datos personales se están utilizando para adivinar la edad de los solicitantes y eliminar a los solicitantes de empleo de mayor edad.

Sin embargo, la sociedad se beneficia cuando se juzga a los solicitantes por sus calificaciones y su carácter. Los estereotipos sobre el envejecimiento no pueden predecir con precisión el desempeño laboral de una persona.

De hecho, los empleadores que evalúan a los solicitantes de empleo de manera justa y en función de sus méritos obtienen recompensas. Los trabajadores experimentados pueden ofrecer una ética laboral sólida, madurez social, perspectiva y experiencia que fortalezcan a sus empresas. Han tenido años para perfeccionar sus habilidades y absorber lecciones de la vida, incluida la manera de acoplarse sin problemas a las organizaciones. Pueden servir como mentores de colegas más jóvenes y participar en equipos de trabajo intergeneracionales donde personas de diferentes edades aprenden unas de otras.

El hecho de no reconocer el valor de la experiencia tiene un precio, no solo para los trabajadores individuales, sino para toda la economía. Hace varios años, los investigadores de AARP descubrieron que la discriminación por edad le estaba costando a Estados Unidos $850,000 millones al año y proyectaban que el costo se elevaría a $3.9 billones para el 2050.

Eso le da a toda nuestra sociedad un interés en enfrentar este desafío. Y, sin duda, hay cierto movimiento en la dirección correcta.

Colorado y Delaware han aprobado leyes que prohíben a los empleadores buscar información relacionada con la edad, como fechas de nacimiento o graduación en el proceso de contratación y reclutamiento. Nueva Jersey ha aprobado una ley contra la discriminación por edad que, entre otras cosas, limita la capacidad del estado de exigir la jubilación obligatoria de sus empleados. Oregón y Connecticut también han tomado medidas para apoyar a los trabajadores mayores.

También sabemos que algunos empleadores comprenden los beneficios de la experiencia y el mantenimiento de una fuerza laboral diversa por edad. Para todas las tareas que se están llevando a cabo con la automatización, sigue habiendo una demanda de las habilidades y los conocimientos humanos que la tecnología no puede proporcionar. Los trabajadores que han dominado sus empleos a lo largo de los años ayudan a cubrir esta necesidad.

Un número creciente de empleadores considerados lo reconocen. Desde el 2012, más de 2,500 empresas han firmado el Programa de Compromiso de Empleadores, de AARP, en el que las organizaciones se comprometen a apoyar a una fuerza laboral diversa en la edad y aceptan nuestro cuidadoso proceso de investigación.

Por supuesto, no todos quieren seguir trabajando para siempre. No todos tienen la salud, el deseo o la necesidad financiera de permanecer en la fuerza laboral a medida que envejecen. Pero para millones de adultos mayores en Estados Unidos, permanecer en el trabajo sigue siendo un objetivo crítico.

Mi mensaje a estos trabajadores: AARP usará nuestra influencia y experiencia para luchar contra la discriminación por edad y asegurar que los empleadores sean más conscientes del valor de los trabajadores mayores. La discriminación por edad en el lugar de trabajo, como cualquier otro tipo de discriminación, es inaceptable. Estamos comprometidos a luchar contra ella.

El Congreso ahora tiene varias leyes que pueden ayudar. Instamos a los socios a que los hagan avanzar.

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